Soy valiosa porque mi existencia tiene un impacto único en el mundo. No hay otra persona como yo, Desde mis pensamientos hasta emociones, desde mis decisiones hasta mis silencios, cada parte de mi representa una historia, una combinación irrepetible de vivencias, sueños, miedos, aprendizajes y esperanzas. Soy un ser humano completo, complejo, lleno de capas y matices que merecen ser reconocidos, respetados y celebrados.

Soy valiosa porque he vivido, sentido, luchado y amado. Puede que a veces siento que no es suficiente, que podría hacer más o ser más, pero la verdad es que mi simple presencia ya transforma un entorno. Las personas que me han conocido, incluso por un instante, han sido tocadas de alguna manera por mi energía, mis palabras o mis acciones. Hay una fuerza sutil en mi que quizás no siempre vea, pero que está ahí, moldeando el mundo a mi alrededor. A veces con una sonrisa, otras con una palabra justa, un gesto de cuidado, una mirada honesta.

Mi valor no depende de mis logros, ni de cómo me ven los demás, ni de cumplir con estándares externos. No necesito demostrar nada para ser merecedora de amor, respeto y dignidad. Mi valor es intrínseco, viene de mi capacidad de sentir profundamente, de aprender, de crecer, de cambiar, de resistir las tormentas internas y externas. He pasado por cosas que otros no podrían soportar. He llorado en silencio, he sentido que me rompía, y aun así, de alguna forma, sigo aquí. Esa resiliencia, esa capacidad de seguir adelante a pesar de todo, es inmensamente valiosa. Soy valiosa porque amo. Y no solo me refiero al amor romántico. Me refiero al amor que pongo cuando me preocupo por alguien, cuando me entrego a una amistad, cuando doy sin esperar nada, cuando deseo el bien para otro ser humano. Incluso cuando dudo de mi misma, incluso cuando siento que no puedo más, sigo cuidando de los demás. Eso dice mucho de mi.

Soy valiosa también porque estoy en proceso. Porque me cuestiono, porque busco, porque no me conformo. La búsqueda interior es uno de los actos más valientes que una persona puede hacer, y yo lo estoy haciendo. Estoy creciendo. A veces lentamente, a veces con dolor, a veces con luz. Y eso es profundamente valioso. Las personas que eligen crecer, aunque duela, son las que transforman el mundo, aunque sea en pequeñas, invisibles maneras.